TONALTEPETL

Gustavo L. Solórzano

Un núcleo social muy importante de nuestra sociedad se pervierte cada vez que hay elecciones. Son, en muchas ocasiones, los mismos candidatos los que promueven la mentira, la injuria y la descalificación hacia el contrario. Olvidan que en la vida, toda acción es como un bumerang, lo que das, regresa. Jorge Montelongo Oropeza, catedrático universitario y especialista en relaciones interpersonales, decía, “las mentadas de madre son como las palomas mensajeras, tarde o temprano regresan al nido.”

Verdaderamente es lamentable que candidatos y seguidores, algunos, no todos. Muestren el cobre, en su afán por opacar al “otro” y hacerlo perder. Esa fue una estrategia que funcionó hasta hace algunos años, pues actualmente las redes sociales tienen una función importante en ese aspecto. La sociedad del siglo XXI está cada vez más politizada y difícilmente se come un cuento. Leen, investigan, analizan y deciden, así de sencillo.

Penoso resulta observar el odio, la cerrazón y la barbarie digital en la que incurren algunas personas, entre los que se encuentran modestos comerciantes, ex servidores públicos y otros en función, que, en su afán de convencer a otro ciudadano de su versión personal, ofenden, despotrican a diestra y siniestra, sin el menor respeto para su persona y para la de las y los candidatos.

Naturalmente la cuchara saca lo que tiene la olla, y es triste que al final del camino electoral, aquellos rijosos y ofensivos cambien su risa por una mueca de frustración. Nada tan malo como la soberbia y la presunción, decía mi abuela, y agregaba, el que ríe al último ríe mejor. Cuando termine este proceso, va empezando, será México el que vuelva a ganar, cuando sea vencido el abstencionismo, cuando hayamos aprendido a vernos como ciudadanos civilizados, como hermanos, hijos de una misma tierra, respetuosos de las ideas ajenas.

Lamentablemente el ego nos distancia repetidas veces, y sucede entre parejas, entre padres e hijos, entre compañeros de trabajo, etc. El ego es el saboteador interno, es la minusvalía, es la pobreza de criterio, es la actitud miedosa y desleal, es la traición, es la ambición, es el resentimiento, es la culpa, es la irresponsabilidad, es la envidia, es el cuchicheo en nuestra cabeza, es la falta de valor civil, es la inmadurez, es todo aquello que nos hace sentirnos menos que otros y en consecuencia, llenar un vacío con un supuesto aire de poder. Vea usted a una persona que se siente superior en su trato, que fanfarronea, que responde groseramente, esa es víctima de su ego.

Egocentristas, minusválidos emocionales, esos que queman su casa por ver arder la ajena. Y que nadie los puede sacar de su error, impositivos, rebeldes sin causa, esos, son verdaderos maestros. Nos enseñan a no ser como ellos, nos enseñan lo mal que se ve una persona que trata mal a otra, nos permiten ver lo mal que se ve alguien que se mete en problemas ajenos sin ser llamado, etc.

Finalmente, es necesario que los ciudadanos evitemos caer en esas mentiras, evitemos seguirle el juego a quienes cegados por su sana ignorancia electoral, no saben ser buenos simpatizantes y lejos de ayudar a sus candidatos los empobrecen.

La propuesta, mi propuesta es sumar nuestro esfuerzo y buena voluntad, para hacer una campaña de altura. Seria, respetuosa y con propuestas solidas que beneficien a la ciudadanía.

A casi seis años de distancia de la actual administración, nuestro país no solo no se convirtió en Venezuela, sino que hoy es un referente internacional ante los gobiernos del mundo, México tiene finanzas sanas y se han puesto en marcha importantes proyectos de beneficio común, especialmente para quien menos tiene.

ABUELITAS:

Las elecciones, una vez más se habrán de ganar en las urnas, los mexicanos que amamos a nuestro país sabemos quién es quién, sabemos por quién no votar y sabemos que es importante evitar rencillas, ofensas y actitudes prepotentes. Hoy México nos necesita así, unidos y cual si fuera un gran bote, remando para el mismo lado. Es cuánto.