Primera estrofa Himno de Cruz Roja Mexicana:
La cruz roja mexicana donde quiera siempre va al llamado presuroso impartiendo caridad.
Ser miembro de Cruz Roja Mexicana ha sido una de las más grandes satisfacciones de mi vida. El voluntariado permite, sin duda, fortalecer nuestros valores y sin dejar de ser humano, ayuda a crecer interiormente. Dar, sin esperar nada a cambio, es algo que todos podemos hacer, sin embargo, pocos lo hacemos. Mucha gente no da paso sin guarache, “cuanto voy a recibir, es lo que doy” y a veces aun cuando muchas personas reciben, “nada dan”.
Hoy la Cruz Roja, como toda casa familiar, como toda empresa e institución, necesita pagar luz, agua, predial, llantas, refacciones, personal, y muchos etcéteras más. Dicho de otra manera, ya lo he señalado reiteradamente, todo lo que la Cruz Roja necesita, lo compra y en consecuencia, lo paga. También he comentado que la bendita colecta solo ajusta para tres o cuatro meses de vida, económicamente hablando. Lo anterior, porque lo colectado se comparte con Armería, Manzanillo y Tecomán.
Para una institución de servicio social como la Cruz Roja o los Bomberos, no hay dinero que alcance, somos muchos los ciudadanos que necesitamos sus servicios; decía el Dr. Enrique de Jesús Rivera Torres cuando fue Delegado, nadie es tan rico que no la pueda necesitar, y nadie es tan pobre que no pueda ayudar. Por ello, el actual Delegado, Héctor Manuel Galindo Vázquez, se ha convertido en un gestor incansable, buscando el bien de la sociedad a través de la benemérita institución.
La escuela de paramédicos que tiene bajo su responsabilidad la Cruz Roja, es garantía de que la gente que necesita apoyo por una situación de emergencia, será atendida adecuadamente. Horas de teoría y práctica constante, vocación de servicio, calidad y calidez humana, son la mejor carta de presentación institucional. Por poner un ejemplo, la mayoría del personal de protección civil estatal, incluyendo a su titular, son egresados de la Escuela Estatal de Paramédicos. Es pues, la benemérita institución, un referente internacional de buena voluntad.
Por eso es importante que como sociedad, sigamos apoyando a la noble institución, nuestros padres y abuelos, la formaron y la vieron crecer. Quienes conformamos la sociedad de hoy, tenemos una sana obligación de velar por una institución que sirve sin distingos las 24 horas de los trescientos sesenta y cinco días del año. Fuera de nuestras fronteras, los países musulmanes tienen su media luna roja, hacen lo mismo, solo por cuestión religiosa, cambia la nomenclatura.
Dirigida, y atendida por profesionales en la atención prehospitalaria, la Cruz Roja de todos los colimenses, acude al llamado, responde y actúa. Una tarde del 79, sonó el teléfono, estábamos Héctor el Mipe, Martín Hernández y un servidor. Al sonido del fuerte silbato de la locomotora, un pasajero corrió para alcanzar al tren y lamentablemente cayó bajo las ruedas del pesado vehículo. Con el corazón en la mano y la conciencia conectada con el dolor de un hermano, Don José, fue atendido con prontitud y humanismo. Lo entregamos estabilizado, vivo, en el viejo hospital de la san Fernando,y aunque lamentablemente murió más tarde. Pues su edad y lo grave de las circunstancias, fueron impedimento para que ganara la batalla. La atención fue con esmero y siempre con la calidez humana que ameritaba; así el aprendizaje. La Cruz Roja nos necesita, vamos a darle una mano.
ABUELITAS:
En cuanto a necesidades nuestros hermanos institucionales, los Bomberos de Colima, no cantan mal las rancheras. Por cierto, hace unos días concluyó una generación más de la academia de bomberos, que egresa con nuevos elementos en su categoría mixta. Con apenas tres meses al frente, pero con el amor al servicio en la sangre, la Licda. en administración Blanca Yanet Ursúa Blanco, viene realizando una labor gestora con la camiseta bien puesta. Indudablemente, viene un tiempo nuevo para los Bomberos de Colima y para bien de nuestra sociedad. En la suma de esfuerzos, está la clave para el logro de mejores objetivos. Es cuánto.